dos poetas ecuatorianas

que descubrí gracias a la Biblioteca Paco Urondo:


VII

desde que mi piel optó
por secretar contigo
el estar y no estar
supe de extraños firmamentos
que se hospedaban en mi boca
e inmiscuían en mis libros.

maritza cino alvear 


NUNCA EXISTIÓ EL AMOR, SOLO LA CARNE

Saco todos mis huecos al sol,
danzan en el patio mis dolores y la gente que amé.

Baila sobre mi cabeza negra, la lluvia
mestiza,
la sombra de este sol rojo de abril,
la soledad de mi vientre, que cada vez me duele y llora.
La música con fantasmas húmedos.

Violencia del sexo descubierto temprano y al apuro;
sexo furtivo y sangrante en una noche agónica,
resplandeciente de miedo y sudores.

Nunca existió el amor,
Solo la carne.

silvia mariposa del castillo freire

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