una mujer al borde del camino

CAMPO QUEMADO

Nada de todo esto se parece al miedo
el miedo es un agujero donde uno se resguarda
antes de la acción.
Este vacío se parece al hambre, a una tierra quemada.
Veo, desde la ruta, un último hurón apresurarse
a escapar, ningún pájaro queda.
Soy una mujer al borde de un camino, todos
mis gestos son los de partir.

Una vez bailé un vals en un hotel de lujo,
el mundo era rojo entonces, me sabía heroína,
ahora escribo sobre la heroicidad después de
lavarme la cara: alguna historia con buenos fracasados
en las márgenes del papel.

Con suavidad, empiezo a ajustar las señas bajo el humo.
Hay un saludo a nadie, o a un pájaro irreal
posado otra vez en lo que queda de una rama.
Inconsistente y neutra,
alzo los párpados desde una luminosidad que recuerdo,
como una actriz, antes de la representación,
en un teatro de provincia.

paulina vinderman

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¿qué es p o e m a t r i z?

un festival de versos aptos para toda ocasión

un carnaval carioca para el espíritu

una soga donde colgar los poemas como la ropa al sol

un lago donde arrojar las piedritas de nuestros versos irreverentes

una denuncia permanente del error en el que vivimos

un tónico, un bálsamo contra la injusticia y la fealdad

un mentís a los mercaderes del saber (y a los otros también)

un corte de manga a los poeñoños

un de acá a los que suponen que la poesía es corazoncitos arriba de las íes

un gusto, un lujo, un placer, una panzada de hedonismo al alcance del teclado

una sarta infinita de las más variadas perlas

un regalo, un don de los dioses y las musas

un femenino aporte a la masculina confusión general

una brisa del paraíso

una hoja del otoño

un golpe seco en la superficie dormida de las cosas

una caricia, un abrazo, una palmadita en la espalda

un basta a la mediocridad

un rotundo sí al amor

un definitivo no a la muerte

en definitiva

un tajo, una herida, un túnel, un río, un canal, un parto, una luz, un discurso, una música, un deseo, un estertor, un ay, un hilo, Ariadna, un poema, bah