esa maravilla de la miel incendiada
un día me fueron revelados los secretos de la voz
y el tibio peso de las hojas
la difícil profesión que contiene a las lágrimas
en vasijas de forma inmutable
puse mis pies entre los abanicos
y me rendí a las ceremonias de la resurrección
muñeca perdida que sin edad
tropieza en la caricia
rueda en la sangre
besa el último umbral
que desposaron los navíos.
carmen bruna
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