Siempre amamos a un hijo de puta
a un cerdo que nos lame impúdico el corazón
que nos parte
con sólo mirarnos
que a mansalva nos pervierte
con las puercas dentelladas
de sus manos sutiles
Amamos siempre a un hijo de puta
a un reverendo hijo de mil putas
un bruto repugnante
una bestia salida y desaguada
que se abre de piernas
ante nuestros viles encantos
Amamos el corazón más frío y perverso
el que sólo late cuando nos alejamos
el que nunca se va a enterar
de cuántos cuernos le metemos
sólo por despecho
(y nada más)
Siempre amamos a un hijo de puta
al conchudo más bello
al truhán más peligroso
al estúpido que cree tenernos
en la palma de sus manos cruentas
mientras nosotras
—sublimes—
le cortamos los hilos
(2009)
Poema escrito a la vuelta de mi primer Maldita Ginebra y leído en mi segunda idem.
1 comentario:
AMIGA GINEBRERA!!! este poema maldito todavia retumba ahi en lo de zenon... la esperamos este viernes...besos!
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